Sólo mirarte es consuelo, porque en tus ojos vislumbro,
en sólo pocos segundos, el universo completo. Eres tú,
a quién escribo Poesía
y estremecida en tus brazos.
Aliento yo tantos
lazos, porque a ti,
estoy aferrada.
Cómo olvidar, si me has dado, conocimiento vedado,
tantos años sin amar.
Aprendí a mirar tus ojos, ojos,
que brillan de noche, iluminando mi senda. Necesito,
en tu presencia, el halo que enciende y alimenta.
En las noches de tormenta, tu aureola es resplandor,
cuando con miedo o pavor, acurruco con los truenos.
Tú eres mi ser de ensueño, que vendrá a rescatarme,
resplandor que me ilumina,
con tus ojos al mirarme.
Entonces recobro pronto, la ilusión que había perdido,
ha llegado a mi
destino, el ángel de mis desvelos.
Con emoción
atropello, cada rincón, que te aleja,
Pues espero que tu huella, arranque un beso la boca.
Elegí, por medios propios,
aferrarme sin razones,
a este querer
emociones, que producen palpitar,
cada vez que yo te veo, mi
corazón, fiel testigo,
te llama para conmigo, puedas encontrar la gloria.
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